¿QUÉ ES LA TERAPIA CRANEOSACRAL?

  La terapia craneosacral se basa en el principio de la existencia de una pulsación rítmica sutil que emerge en los tejidos y fluidos del núcleo del cuerpo, que se denomina Impulso Rítmico Craneal. 

Este impulso puede ser percibido como un movimiento respiratorio sutil en todas las estructuras que componen el sistema craneosacral (encéfalo, médula espinal, liquido cefalorraquídeo, meninges, huesos craneales, tubo dural, pelvis y sacro), y se transmite también a todos los órganos y tejidos corporales.

La potencia y calidad con que emerge y se transmite este impulso a todo el organismo determina su estado de salud y vitalidad.



¿CÓMO FUNCIONA? 

 Durante la sesión el paciente siente el contacto ligero de las manos del terapeuta entrenado en escuchar los movimientos sutiles del cuerpo, sus ritmos, pulsaciones y patrones de congestión y resistencia. Esta escucha proporciona información importante sobre el funcionamiento de la persona en su totalidad. 

 En respuesta a golpes físicos, o tensiones, problemas emocionales, etc. los tejidos del cuerpo se contraen. En ocasiones, esta contracción - sobre todo si el golpe ha sido fuerte o el trauma emocional intenso - queda contenida en el cuerpo, limitando su buen funcionamiento, y creando restricciones que provocan problemas que pueden durar años. El movimiento craneosacral las refleja como áreas de congestión o restricción. Un terapeuta entrenado puede percibirlas, identificar su origen y trabajar con ellas. 

El  terapeuta  utiliza  sus manos  para  reflejar al cuerpo del  paciente el hacerlo,  éste  tiene  la  oportunidad de soltar ese patrón restrictivo y encontrar una nueva forma de organizarse.
 
Siguiendo este principio fundamental, el terapeuta nunca impone nada sobre el cuerpo de la persona, ni fuerza a su organismo a hacer algo para lo que todavía no está preparado. Es el mismo sistema del cliente el que lleva la directriz de su proceso de curación. El terapeuta craneosacral sintoniza con su sabiduría interna y su inteligencia corporal y sigue las pautas que le indican. 

Cuando se liberan las tensiones, se libera  también la energía que antes  se  utilizaba  para  mantener  la  contracción. Por lo tanto, uno de los  beneficios de esta  forma de terapia corporal es aumentar nuestro  nivel  de energía, pudiendo también producir una relajación más profunda. 

Una parte integral de este trabajo es la toma de conciencia del propio proceso vital.



¿A QUIEN PUEDE BENEFICIAR?

La terapia craneosacral es tan suave y segura que es apropiada para personas de todas  las edades, desde ancianos hasta niños y bebés, así como durante el embarazo y posparto, después de una operación, un accidente o en condiciones de fragilidad. 

Esta terapia no se limita a tratar algunas enfermedades concretas, ya que los síntomas o las patologías desaparecen de manera natural cuando se fomenta e incrementa el estado de salud. Como consecuencia de ello, la terapia craneosacral no se utiliza únicamente para curar ciertos síntomas sino para ayudar a que la totalidad de la persona se realinee con la salud. 

Sin embargo, los pacientes suelen presentarse con problemas concretos que demandan tratamiento. La siguiente lista muestra algunas de las condiciones, entre otras, que pueden responder favorablemente al tratamiento craneosacral:

Problemas orgánicos de tipo respiratorio y digestivo.
Problemas musculoesqueléticos y de la estructura corporal: cifosis, lordosis, escoliosis, lumbago, ciática, hernia, dolor y tensión muscular, problemas de las articulaciones.
• Alteraciones nerviosas: insomnio, hiperactividad, agotamiento, parálisis facial, tics, pitidos en los oídos, pinzamientos espinales y otras neuralgias.
 • Cefaleas de tipo migrañoso o tensional.
• Alteraciones inmunológicas, alérgicas y endocrinas: asma bronquial, rinitis alérgica, sinusitis.
• Problemas emocionales: depresión, ansiedad.
Todas estas condiciones normalmente mejoran como resultado de la terapia craneosacral.
El énfasis de esta aproximación está en una percepción neutral por parte del terapeuta acompañando los procesos que se desplieguen sin imponer criterios, juicios o expectativas personales.

La consigna es que para favorecer que la vida se exprese no tenemos que hacer nada, más bien dejar de hacer, permitir. La vida ya florece por si misma, solo tenemos que poner las condiciones adecuadas.

La propia inteligencia profunda de la vida con su capacidad inherente de organización y autorregulación será la que guíe el proceso.



¿CON QUÉ FRECUENCIA ES NECESARIO APLICARLA?

El número de sesiones varía mucho de paciente a paciente, y depende del nivel de salud que ya esté presente. Algunas personas quizás necesiten solamente una o dos sesiones; sin embargo, otras con condiciones más crónicas pueden requerir un tratamiento continuado durante un periodo de tiempo.

Inicialmente, los tratamientos se suelen ofrecer cada semana o cada quince días. Muchos pacientes encuentran que entre seis y diez sesiones son suficientes para resolver las condiciones con las que vinieron a vernos. Después de ello, quizás elijan continuar recibiendo sesiones de mantenimiento o sesiones para comprobar su estado de salud. De todos modos, cada individuo es diferente y el programa de tratamiento varía en cada caso particular.